Subir el Alto de Letras 3 veces en menos de 24 horas

El Alto de letras, ubicado en la cordillera central de Colombia entre Manizales y Mariquita, es el premio de montaña más largo subido en una competencia de ciclismo de ruta en Colombia, son 80.6 km de ascenso y 3,182 metros de desnivel positivo. 

Su vertiente más larga sube desde el municipio de Mariquita, Tolima a 495 msnm hasta el páramo ubicado a 3,677 msnm.

El 1 de junio, el embajador de Go Rigo Go! y Uranium Bikes Juan Camilo Sierra, más conocido como “El Sherpa”, logró un sueño que lo trasnochaba desde hacía mucho tiempo: escalar en su bicicleta de ruta ese alto tres veces en menos de 24 horas.

Esta montaña se convertía así, no solo en la carretera histórica que conecta el pueblo de Mariquita con Manizales, sino en un símbolo de perseverancia y voluntad, toda una leyenda en el ciclismo colombiano.

Era la media noche del jueves cuando “El Sherpa” arrancó su desafío, y el entusiasmo no solo fue suyo, se convirtió en una gesta de la que todo el pueblo quiso ser testigo, ¿Cómo así que alguien iba a subir 3 veces a esa montaña que recalienta motores, esa que subirla una sola vez parece un imposible para cualquier ciclista aficionado?

Cientos de personas estaban reunidas en esa panadería que es insignia para los ciclistas: la policía, acompañantes, curiosos, un juez de la Federación Colombiana de Ciclismo y las estaciones de radio locales estaban congregadas antes de la hora de salida, ansiosos y con los nervios a flor de piel.

Y mientras la gente se preparaba para darle la salida y desearle suerte, Juan Camilo alistaba su pinta de Go Rigo Go! que sería la segunda piel que lo iba a acompañar en este reto, y lo más importante: Su bicicleta de ruta, una Uranium Nuclear 2.0, con marco de fibra de carbono y frenos de disco, que se iba a convertir en su mejor aliada durante las 24 horas de subidas y bajadas a Letras. Llegó la medianoche, y con ella, los primeros pedalazos de este reto.

 

 

 

El Sherpa iba con cada pedalada enfrentando las empinadas pendientes, los diferentes climas que se atraviesan y los retos que el Alto de Letras le presenta a cualquier ciclista de ruta que se atreve a enfrentarlo, pero con la diferencia que él lo iba a hacer tres veces seguidas.

Cada retorno al pueblo de Mariquita - que no es sólo un descenso sino que también se atraviesan difíciles ascensos y un frío que hace mella en el cuerpo - se convertía en esperanza de que esa hazaña se cumpliría. Las calles se llenaron de espectadores que vitoreaban y animaban a Juan Camilo en cada paso de su travesía, parece una historia de esas que antaño acostumbraban los periodistas, pero así fue.

A medida que avanzaba, El Sherpa encontraba y superaba sus propios límites, se convertía en un verdadero ejemplo de resiliencia y perseverancia. El Alto de Letras no solo representaba un desafío físico, sino también mental, con cada curva Juan Camilo encontraba la fuerza para seguir adelante, lo que pasaba por su mente es un misterio para todos, pero estamos seguros que la cadencia, la velocidad y la potencia no era lo único en lo que estaba pensando.

El Sherpa era uno con su bici, una amalgama hombre-máquina, que al unísono bailaban en las pendientes más duras al mejor estilo de Rigoberto Urán, transmitiendo toda la potencia de sus piernas a la transmisión. Una bici ligera para un hombre ligero, pero que al tiempo es lo suficientemente firme y rígida, así como las piernas de nuestro pedalista.

Eran las 9:20 de la noche en la cima de la cordillera central, en el páramo del Alto de Letras,  cuando “El Sherpa” logró culminar su tercer ascenso, después de horas de esfuerzo Juan Camilo cronometraba, en menos de 24 horas, su hazaña: 3 subidas al Alto de Letras en 20 horas 53 minutos. Fueron más de 14,000 metros de desnivel positivo, 405 km de distancia. 

La celebración no sería arriba, aunque la pólvora, la cerveza y la gente así lo hacían, ¡“Voy a bajar de una!” dijo Juan Camilo. Y a las 11:43 de la noche estaba nuevamente en Mariquita, lo había logrado, el pueblo estaba de fiesta.

La hazaña de Juan Camilo no solo demostró su propia voluntad y determinación, sino que también inspiró a toda una comunidad a creer en sí mismos y perseguir sus propios sueños. Este record fue certificado por la @FedeciclismoOficial (Federación Colombiana de Ciclismo), un agradecimiento especial por este acompañamiento, y por la Policía Nacional, quienes siempre cuidaron a Juan Camilo durante las casi 24 horas que duró encima de la bicicleta.

Conoce la bicicleta del Sherpa haciendo clic aquí.

 

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